Una figura suspendida en una nube controla una escena abarrotada y aparentemente incomprensible.
Desde el patio de armas del baluardo san Donato delle Mura di Lucca, los milicianos disparan cañonazos bajo la supervisión del capitán de los bombarderos.
Un poco más allá el ayudante del capitán y junto al cañón hay dos tamborileros y tres bombarderos, un portaestandarte y una lanza rota.
En el puente que da acceso a la Porta San Donato la gente entra y sale de la ciudad festivamente.